1 de mayo de 2012

No pierdas la cabeza


La vida está llena de muchos momentos, momentos alegres y tristes, dulces (como las palomitas ;) ) y amargos, buenos y malos… momentos muchos de ellos en los que nos guiamos por el corazón, en los que hacemos lo que este nos dicta o lo que sentimos. Momentos en los que estamos cegados por la venda roja del corazón, en la que solo importan los sentimientos, lo demás todo da igual, o mejor dicho, queremos creer que todo lo demás no importa porque no queremos pensar en nada mas que no sea expresado por el corazón.

Pero en esta vida no solo nos guía el corazón, también existe la razón (Facultad de discurrir). La cual, por así decirlo, se encuentra en el centro de control de nuestro ser, la cabeza. La cual a veces desearíamos que no existiera y así no pensar en nada, y hacer solo lo que queramos con el corazón. Pero por suerte o por desgracia, yo más bien creo que por suerte existe.

Los motivos de esta opinión son muy fáciles de entender. Cuando actuamos con el corazón sin pensar, muchas veces no nos paramos a reflexionar sobre las consecuencias que nuestros actos o palabras pueden llegar a generar, y uno puede pensar que si las consecuencias son buenas que mas da… pero yo digo ¿y si no son buenas qué? Porque ojala esta vida solo estuviera llena de momentos increíbles e inolvidables… pero por desgracia esto no es así. Porque al actuar con el corazón quizás estemos seguros de que hacemos lo correcto, que nada malo puede pasar, pero una vez hemos actuado quizás de lo que tan seguros estábamos, se ha convertido en lo contrario, y de nada malo puede pasar cambiemos a ¿habré hecho algo bien? (nos digamos: yo creía que todo era correcto). Por eso mismo antes de actuar, hay que pensar, reflexionar sobre lo que vamos a hacer y intentar pensar en todas las posibilidades que nuestros actos puedan generar y así ante cualquier circunstancia estar preparados para afrontarla y poder responder a cualquier momento o situación.

Se puede pensar que estoy opinando que corazón y razón van por separado, que se contradicen, pero no, no es lo que quiero decir. Lo que quiero decir es que el corazón y la razón (cabeza) tienen que ir juntos, tienen que compenetrarse. Sé que esto es difícil en ciertos momentos, y yo mismo habré actuado con el corazón y sin la cabeza, pero la experiencia me dice que se puede y debe actuar con el corazón pero sin olvidar la razón, porque también nos podemos enfrentar a situaciones en las que nos han herido el corazón (simplemente una persona que apreciemos, un amigo, que nos importe), y en estas situaciones son en las que no hay que perder la cabeza, hay que intentar mantenerla fría para así, aunque estemos heridos, poder reflexionar y pensar sobre lo que haya pasado, o saber qué hacer para afrontar la situación.

Además en muchos momentos en los que uno tiene razón, no se puede perder la cabeza, porque en el momento que lo hagamos quizás nuestros actos sean peores y dejemos de tener la razón, y con la perdida de la razón se pueden perder muchísimas más cosas, empezando por la educación, y ante todo somos personas, y como tales seres racionales, así ya que la vida nos ha regalado la facultad de poder pensar, reflexionar, guiarnos por la razón… aprovechémosla y no la perdamos, y así no nos convertiremos en animales solamente guiados por instinto que cuando son dañados solo se mueven por la rabia y el dolor.

Yo pienso y creo que muchos momentos o situaciones que no son agradables, se pueden resolver parándose a pensar tan solo 5 minutos (o incluso menos), a reflexionar, y después (dependiendo la situación por supuesto) quizás digamos “Si es una tontería”. Por eso opino que ante todo nunca, nunca debemos perder la cabeza, y sobre todo los valores que nos definen como personas, como seres racionales, como son la educación y respeto entre muchos otros.

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